Este ejemplar podemos encontrarlo en los labios de aquellas personas inocentes y confiadas en la existencia del príncipe azul, tal como le contaron los cuentos de hadas, con el agravante de estar convencidas de haberlo encontrado y ser lo perfecto.
Este beso no se premedita; quien lo entrega desconoce su efecto y de repente, ante sus ojos, el receptor, de un solo beso, pasa del estado de príncipe soñado al de rana común, muy común, de charca, sin ni siquiera enterarse.
A partir de ese momento no habrá forma ni antídoto que haga regresar de su estado al hombre encantado.
Suele servirse a temperatura ambiente, pero una vez servido, ésta desciende hasta el grado de la decepción y suena un “uuua, uuua, uuua, uuua” de concurso televisivo.
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Me gusta mucho tu post de hoy!!!!!
ResponderEliminarbesos muchos besos!!!!!!