Beso dulce, cariñoso y de esos de acurrucarse bajo las sábanas. Suele ir seguido de una postura que se adopta entre dos a la hora de dormir, a la que llamamos “cucharita”. Siempre se acompaña de un “buenas noches”. Puede tener como precedente un derroche de sábanas revueltas o una calma de noche de pasión en reposo.
Hay quien lo entrega en la frente o la mejilla, sin embargo es mucho más recomendable suministrarlo sobre los labios, para despojarlos del sentimiento fraternal.
Son la llave maestra para un descanso a pierna suelta. Se hornean con un bostezo y un almohadón. No son pasionales ni ardientes, nunca hierven, pero siempre tienen la temperatura perfecta para sentirse bien.
¡BESOS DE BUENAS NOCHES PARA TODOS!
Io*
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