Vistas de página en total

viernes, 19 de julio de 2019

Nunca aceptes la derrota

   No obligues, nunca a nadie, para que te hable, te llame o te demuestre interés. A quien le nazca que lo haga y si no, que se vaya a la mierda. Tranquilamente.

  A mí me duele la boca de callarme tanto, cuando debería dolerme de besarte. Cuando  te daña a la persona correcta, la persona equivocada para ti te enseñará cómo duele. Todo gira, todo vibra, todo vuelve. Mejor no olvidarlo.

   Resulta que uno no se aleja porque quiera, se aleja porque lo alejan, porque lo ignoran o porque no le dan su lugar, porque lo juzgan, porque lo lastiman. Uno se aleja cuando ya lo intentó todo.

   A todos no han hecho o harán daño, y además, puede que lo haga la persona que menos nos esperemos o la que más nos importe. Nos fallarán y le daremos vueltas y vueltas a la cabeza, desconfiaremos, sentiremos confusión y nos daremos cuenta que las apariencias engañan. Habrá quienes decidan quedarse hasta cuando cae un gran chaparrón y también quién llega sólo par irse.

   Ahí no podremos hacer nada, simplemente respirar hondo y continuar. Y lo pasaremos mal, porque eso es inevitable, dar todo por alguien y que te falle es algo que no se cura de un día para otro. Pero seguro que hacer todo bien y acabar con la conciencia tranquila, hace que todo sane más rápido.

   Y amig@, si tú diste lo mejor de ti y, aún así, decidió irse o no darte una oportunidad, no te preocupes, no merecía la pena, porque el mejor regalo que alguien puede hacerte es dedicarte tiempo, escucharte, preocuparse por ti y que te ayude a no rendirte.

     Io*


No hay comentarios:

Publicar un comentario