Vistas de página en total

miércoles, 8 de agosto de 2012

La oveja negra

En multitud de ocasiones escucho a la gente contar momentos importantes que le suceden en la vida, y es entonces cuando yo me paro a pensar y reflexionar sobre mi propia vida.

Dicen que lo que se siente cuando te dan un abrazo verdadero es algo, que como que te recorre todo el cuerpo, sintiendo que quién te lo da lo hace desde dentro, con el corazón, porque le nace, un abrazo de los de VERDAD. 

A mi, no me gusta, para nada, sentirme el centro de atención de nada, puesto que mi timidez me lo impide, es algo superior a mi; pero la soledad que siento en miles de momentos es tan inmensa, que hace derrumbar todo mi mundo, quitándole el valor a lo más insignificante.

Yo también, espero recibir ese ansiado abrazo que hecho en falta desde hace tanto. Ése que llega sin que haga falta una sola palabra, si no que baste sólo con la mirada y los sentimiento. Ese abrazo con el que me sienta querida e importante por y para alguien, aunque sea sólo por un minuto. 

Echar en falta cosas no materiales en este mundo a mí me resulta complicado, porque precisamente son cosas que no puedes adquirir cuando las necesites. Un simple "¿Cómo te encuentras?" adquiere tanto valor en ocasiones, que el emisor de esa pregunta ni tan siquiera puede imaginarse la importancia que le da la persona que lo recibe. 

Quizá de cosas así, y muchas otras, venga la famosa expresión "sentirse la oveja negra". A menudo, las personas que nos rodean, no se dan ni tan siquiera cuenta de que alguien pueda llegar a sentirse así. En esta vida cada uno sigue su camino, a veces mejor y a veces peor, y ni nos damos cuenta de si alguien a nuestro alrededor está ahí, pasando por un bache.
Por eso yo siempre intento reivindicar que seamos nosotros mismos, auténticos de verdad, que busquemos lo mejor y luchemos por lo que queremos conseguir sin decaer por las adversidades que se nos puedan presentar, pero también digo que nos fijemos un poco en las personas que nos rodean, los que de verdad son importantes para nosotros, para que no les dejemos caer, para que sepan que ahí estamos, con ellos, dispuestos a darles la mano cuando la necesiten.

Os recomiendo dar muchos, muchos, muchos abrazos. Si no demostramos lo que sentimos, ¿qué podemos hacer con lo que llevamos dentro?. El mío (el abrazo), sé que me está esperando en algún lugar, y que llegará, tarde o temprano, y será taaaaaaaan grande y tan intenso, que lloraré a mares y me dejará los huesos hechos polvo, jajajajajajajaja (tomándolo con humor).



    ****

No hay comentarios:

Publicar un comentario