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domingo, 4 de marzo de 2012

BESO DE CONVERTIR PRÍNCIPES EN RANAS


            Este ejemplar podemos encontrarlo en los labios de aquellas personas inocentes y confiadas en la existencia del príncipe azul, tal como le contaron los cuentos de hadas, con el agravante de estar convencidas de haberlo encontrado y ser lo perfecto.

            Este beso no se premedita; quien lo entrega desconoce su efecto y de repente, ante sus ojos, el receptor, de un solo beso, pasa del estado de príncipe soñado al de rana común, muy común, de charca, sin ni siquiera enterarse.

             Quizá muchos de nosotros hemos sentido ese beso alguna vez, porque ¿a quién no se le ha desmoronado su príncipe azul alguna vez?  Es más, va a resultar y todo que éstos ni siquiera existen.

            A partir de ese momento no habrá forma ni antídoto que haga regresar de su estado  al hombre encantado.

             Suele servirse a temperatura ambiente, pero una vez servido, ésta desciende hasta el grado de la decepción y suena un  “uuua, uuua, uuua, uuua” de concurso televisivo.

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